A casi un mes de haber dejado atrás el 2022, la pregunta obligada es como será el 2023. El año que acabamos de dejar atrás fue de muchos retos y cambios. La guerra en Ucrania (febrero del 2022), además presenciamos la inflación mas alta en cuatro décadas, y agresivas subidas de tasas de interés por parte del FED para contener los históricos precios. Ya al final, comenzamos a ver la reducción de los efectos de los estímulos pandémicos que se inyectaron en el 2022.
El reto energético y la subida del petróleo a niveles de $130 el barril ejercieron mucha presión en los hogares y los comercios. La quiebra de la AEE y la politización del proceso de privatización representa un serio desafío para la comunidad de negocios en el corto y mediano plazo.
Por el lado positivo, vimos un aumento sostenido del empleo, llegando al nivel mas alto desde el 2014, (923,000 empleos), los mercados de bienes duraderos como hogares y autos tuvieron resultados extraordinarios, y se ha comenzado a mover gradualmente los fondos federales de reconstrucción.
El impacto de Fiona a finales de septiembre, tuvo un impacto de $6,000 millones pero obligó al gobierno federal a mirar como desamarrar la burocracia que tiene detenido los fondos de FEMA y CDBG. Mientras que el fantasma de una posible recesión global comenzó a coger fuerza a finales del 2022 y en el 2023, una desaceleración parece inevitable.
El turismo parece ser uno de los sectores ganadores con números extraordinarios en tasa de ocupación y tarifa promedio diaria.
Los retos del 2023
Mirando al 2023, la expectativa general es que finalmente aceleremos la transición a una nueva normalidad. Los datos económicos globales apuntan a que, en efecto, las principales economías tendrán una desaceleración moderada. En Estados Unidos, de haber una recesión debe ser corta y no disruptiva. Las agresivas subidas de tasas de interés por parte del FED, han logrado contener el crecimiento de los precios, y los datos de diciembre (6.5%), validan que en efecto la inflación parece estar retrocediendo.
Los mercados financieros de Estados Unidos, seguirán con volatilidad hasta que se aclare el panorama de la inflación y la recesión. Los anuncios de reducción en las plantillas laborales de las empresas de tecnología parecen responder a la corrección del sector que voló alto entre el 2021 y el 2022.
Sin embargo, la fractura política en los Estados Unidos, y la alta polarización que se vislumbra, representará retos para que la primera potencia económica global logre implementar políticas económicas efectivas. Actualmente, hay incertidumbre con respecto a si efecto el Congreso en manos del GOP va a pasar legislación para aumentar el limite de la deuda federal.
Acá en Puerto Rico, las expectativas descansan en que efectivamente se movilicen los fondos de reconstrucción federal, particularmente los relacionados a la reconstrucción del sistema eléctrico. El consenso en el sector privado es que la prioridad es energía, seguida por el tema de permisos y la recuperación plena del mercado laboral. Hay grandes posibilidades de que se logre una reforma contributiva y la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) adelante las reestructuraciones de la deuda de la AEE y la Autoridad de Carreteras.
En teoría, el 2023, debería ser un año de avances económicos, pero requerirá el liderazgo del sector privado para adelantar los temas prioritarios para la competitividad de la Isla.