Luego de dos años de alta inflación en 2021 (8.50%) y 2022 (7.83%) ésta empezó a converger cerrando en 2023 por debajo de la meta del 4.0% en apenas 3.57%. El control inflacionario debió aligerar cualquier presión cambiaria con relación a los precios internacionales, sin embargo, la devaluación de 2023 fue de 3.27%, menor al promedio de devaluación anual pre-pandemia (2007-2019), pero sorprendente dadas las revaluaciones experimentadas durante 2021 (-1.34%) y 2022 (-1.97%).
¿Cuáles factores pudieran explicar esto? En teoría, el diferencial de tasas de inflación con respecto a EE. UU. explicaría al menos parte de este patrón. Como se ve en el gráfico abajo, este no es el caso, visto que la inflación dominicana fue mayor a la estadounidense en 2021-2022 cuando el peso experimentó una reevaluación (contrario a lo esperado), y se devaluó en 2023 cuando la inflación dominicana fue similar a la de EE. UU. (3.4%).
La explicación radicaría más bien en el manejo domestico de la tasa de cambio que impulsó las importaciones durante el período 2021-22. Como se ve, las importaciones nacionales sin petróleo (ni zonas francas) entre enero y septiembre crecieron un 18.7% en 2021 (referenciado al 2019 para excluir el 2020 afectado por la pandemia) y un 29.1% adicional en 2022.
Este aumento luce haber sido resultado de tanto el diferencial de inflación positivo (una inflación superior de EEUU rinde relativamente menos caros los productos para RD) aunado a la sostenida revaluación del peso.
Iniciado el proceso devaluatorio en febrero 2023, se esperaría una deceleración en las importaciones, pero éstas continuaron a crecer a ritmo saludable hasta mediados del año, terminando con un valor de USD 14,033 millones para enero-septiembre, una reducción de apenas USD 500 millones o -3.5% con respecto al 2022.
Luce que el manejo doméstico de la tasa de cambio diluyó la asociación con las importaciones las cuales continuaron su curso, impulsadas por un factor de inercia y expectativas de mayor crecimiento. La afluencia de divisas a fin de año, aunado a la mayor incertidumbre internacional, transparentó la demanda y presionó la devaluación más allá de lo esperado alcanzando la tasa de cambio un nivel de casi 59 DOP por 1 USD. No obstante, esta tasa es levemente inferior a la tasa al cierre del año.