La publicación de los datos laborales más recientes ha tenido un impacto negativo significativo en los mercados, reforzando las preocupaciones sobre una posible recesión. El informe de nóminas no agrícolas de julio reveló que se añadieron solo 114,000 empleos, muy por debajo de los 185,000 esperados y representando una caída pronunciada desde la cifra revisada de junio de 179,000 empleos. Esto marca una tendencia descendente continua, siguiendo los 216,000 empleos añadidos en mayo. La tasa de desempleo también aumentó a 4.3% desde 4.1%, alcanzando su nivel más alto desde octubre de 2021. Estas cifras en conjunto subrayan una desaceleración en la contratación, contribuyendo a la creciente ansiedad económica.
Agrava el sentimiento negativo que el crecimiento salarial también no alcanzó las expectativas. Las ganancias promedio por hora en julio aumentaron solo un 0.2% mes a mes, en comparación con el 0.3% pronosticado, y aumentaron un 3.6% año tras año, frente a un estimado de 3.7%. Estas cifras sugieren que las presiones salariales están disminuyendo, lo que podría señalar un menor poder de gasto del consumidor y una desaceleración económica adicional. Además, la tasa de participación en la fuerza laboral se mantuvo estancada en 62.7% en julio.
Los mercados financieros reaccionaron rápidamente y con fuerza al desalentador informe de empleos. El rendimiento de los bonos del Tesoro a diez años cayó a 3.79%, su nivel más bajo desde diciembre de 2023, ya que los inversores se dirigieron hacia la relativa seguridad de los bonos gubernamentales. Esta huida hacia la seguridad también elevó los precios del oro y la plata, con el oro alcanzando un récord histórico. El índice del dólar cayó, reflejando una confianza disminuida en la economía estadounidense.
Los mercados de valores sufrieron caídas sustanciales. El S&P 500 cayó a su nivel más bajo desde junio, mientras que el Nasdaq y el Dow también alcanzaron mínimos recientes, con el Nasdaq cayendo un 10% desde su máximo de julio. Particularmente notable fue la fuerte caída en las acciones de Amazon, que bajaron un 10%, borrando $197 mil millones en valor de mercado. Esto fue parte de una venta masiva más amplia en acciones tecnológicas, incluidas aquellas en el sector de la inteligencia artificial, que han visto una volatilidad significativa.
Sumando a las preocupaciones económicas, el indicador de recesión en tiempo real de la regla de Sahm ha comenzado a señalar una recesión, asustando aún más a los inversores. El gasto del consumidor parece estar desacelerándose, como lo destacaron los comentarios de los directores ejecutivos de Amazon y Clorox. Los pedidos de fábricas también disminuyeron un 3.3%, peor que la caída esperada de 3.2%, marcando el mayor cambio negativo mensual desde abril de 2020. Las solicitudes iniciales de desempleo también contribuyen a la creciente sensación de tensión económica.
El sentimiento general del mercado es de miedo extremo, como lo evidencia el índice de Miedo y Codicia cayendo a 26 y el VIX, el índice de volatilidad del mercado, subiendo a 29.66. Estos indicadores reflejan una ansiedad creciente sobre las perspectivas económicas y la posibilidad de una desaceleración más pronunciada.
En resumen, los débiles datos laborales de hoy han intensificado los temores de una recesión inminente, llevando a caídas significativas en los mercados de acciones y bonos. Las decepcionantes cifras de empleo, junto con el crecimiento salarial mediocre y una tasa de desempleo en aumento, pintan un panorama desalentador del mercado laboral. La huida de los inversores hacia activos refugio como el oro y los bonos subraya aún más el sentimiento de aversión al riesgo predominante, mientras los mercados se preparan para una posible mayor debilidad económica.