En una decisión ampliamente anticipada, la Reserva Federal de Estados Unidos recortó su tasa de referencia en 25 puntos básicos el 17 de septiembre, situándola en un rango de 4.00% a 4.25%.
Se trata del primer recorte desde diciembre de 2024 y marca el inicio de una nueva fase en la política monetaria. La medida, respaldada por una votación casi unánime del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), busca gestionar los riesgos de una desaceleración en el mercado laboral, al tiempo que mantiene la atención sobre una inflación que, aunque estable, aún no ha sido controlada del todo.
Si bien todos los miembros del comité apoyaron la reducción de tasas, hubo diferencias en torno a la magnitud del ajuste. Stephen Miran, nuevo gobernador nominado por el presidente Trump, abogó por un recorte más agresivo de 50 puntos básicos, reflejando la presión política hacia una postura más expansiva. La mayoría, sin embargo, optó por una estrategia más prudente, aunque con la señal explícita de que podrían venir más recortes. Las proyecciones de la Fed sugieren al menos dos reducciones adicionales de 25 puntos básicos antes de fin de año, en octubre y diciembre.
El Dilema de la Fed: Empleo vs. Inflación
El presidente de la Fed, Jerome Powell, describió la decisión como una medida de “gestión de riesgos”. El principal riesgo, señaló, es que el mercado laboral se debilite de forma significativa. La tasa de desempleo alcanzó 4.3% en agosto, el nivel más alto de 2025 y el mayor desde octubre de 2021. Aunque la creación de empleo se mantiene relativamente sólida, el banco central teme un deterioro más rápido de lo previsto.
La inflación, por su parte, presenta un panorama desafiante. En agosto se ubicó en 2.9%, frente al 2.3% registrado en abril. El impacto de los aranceles sobre ciertos bienes comienza a trasladarse a los precios, lo que podría generar presiones adicionales en los próximos meses. Powell reconoció que la Fed enfrenta una situación “inusual”: sus herramientas no pueden abordar con igual eficacia un mercado laboral en enfriamiento y una inflación en alza. La institución no proyecta alcanzar su meta del 2% antes de 2028.
Con este recorte, la Fed ha optado por priorizar la estabilidad del empleo sobre el control inmediato de la inflación. El mensaje es doble: evitar una desaceleración demasiado brusca y, al mismo tiempo, transmitir confianza en que la economía puede absorber una política más flexible sin que los precios se desanclen. No obstante, el margen de maniobra es limitado, y los próximos meses serán clave para evaluar si la estrategia ha sido la correcta.