En agosto de 2025 se vendieron 8,127 autos nuevos, lo que representa un ligero incremento frente a las 8,052 unidades registradas en julio. Sin embargo, a pesar de esta leve mejoría, el resultado marca el tercer mes consecutivo con ventas por debajo de las 9,000 unidades, un comportamiento que no se observaba desde el inicio de la pandemia en 2020.
La desaceleración del mercado se hace más evidente al comparar con el año anterior: las ventas de agosto de 2025 fueron casi 1,800 unidades menores a las 9,926 reportadas en agosto de 2024. Se trata además del nivel más bajo para un mes de agosto desde 2017, cuando se vendieron 7,216 vehículos.
Las ventas de 2025 han sido inferiores a las de 2024 en la mayoría de los meses, con la notable excepción de marzo y abril. Durante esos dos meses, los consumidores adelantaron sus compras por el temor a aumentos de precios derivados de los aranceles a autos y piezas importadas en Estados Unidos. Sin embargo, esta tendencia a la baja se ha mantenido por cuatro meses consecutivos, de mayo a agosto, reforzando el panorama de desaceleración.
Tendencia anual
El desempeño acumulado del año refuerza la visión de un mercado que se enfría. Hasta agosto de 2025, se han vendido 74,463 autos nuevos, lo que representa una caída significativa en comparación con los años recientes (2021-2024), cuando las ventas superaban consistentemente las 80,000 unidades en este mismo periodo.
Sin embargo, es importante contextualizar esta disminución. Las ventas de 2025 se mantienen más de 10,000 unidades por encima de los niveles registrados en 2018 y 2019, antes de la pandemia. Esto sugiere que, si bien el mercado está desacelerándose, aún se mantiene en un volumen de actividad considerable.
Histórico de ventas acumuladas hasta agosto:
- 2024: 80,758
- 2023: 83,630
- 2022: 84,125
- 2021: 89,139
- 2020: 51,074 (impactado por la pandemia)
- 2019: 67,437
- 2018: 68,308
Factores que impulsan el declive del mercado
La caída en un sector de alto impacto en el gasto como el automotriz refleja el pulso del consumidor y de la economía en general. Este retroceso no responde a un solo elemento, sino a la combinación de diversas presiones:
- Eliminación de estímulos económicos: el repunte de ventas posterior a la pandemia estuvo en gran medida sostenido por los programas de estímulo. Con su retirada, el poder adquisitivo del consumidor se ha moderado.
- Aumento en los precios: el precio promedio de los autos nuevos se ha incrementado notablemente debido a la inflación, mayores costos de producción y la integración de tecnologías avanzadas.
- Altas tasas de interés y aranceles: el financiamiento es más costoso en un entorno de tasas elevadas, mientras que los aranceles a vehículos y piezas importadas añaden otro costo que se transfiere al consumidor.
- Endeudamiento personal y deterioro crediticio: el aumento en los niveles de deuda y la reducción en los puntajes crediticios han limitado el acceso a préstamos favorables, o incluso han impedido la aprobación de financiamientos.
Estos factores han reducido el poder de compra del consumidor y su disposición a asumir compromisos financieros de largo plazo, impactando directamente la demanda de vehículos nuevos.