La economía de Estados Unidos registró una contracción del 0.3% anualizado durante el primer trimestre de 2025, marcando el primer trimestre de crecimiento negativo desde principios de 2022. El resultado estuvo muy por debajo del crecimiento de 2.4% observado en el cuarto trimestre de 2024.
La desaceleración estuvo impulsada por un aumento inesperado de las importaciones, que se dispararon un 41.3% anualizado, el mayor incremento en más de una década. Este comportamiento refleja una carrera por parte de empresas y consumidores para adelantar compras antes de la implementación de nuevos aranceles por parte de la administración Trump a inicios de abril.
Debido a que las importaciones se restan del Producto Interno Bruto (PIB), este repunte provocó una caída técnica del indicador, restando más de cinco puntos porcentuales del crecimiento trimestral.
A pesar de la lectura negativa, algunos analistas consideran que esta contracción no necesariamente refleja una debilidad estructural en la economía, sino una distorsión temporal causada por decisiones empresariales frente a cambios en la política comercial. De hecho, las exportaciones crecieron 1.8% en el trimestre, sugiriendo que la demanda externa se mantiene estable.
El informe presenta señales mixtas para la Reserva Federal. Por un lado, la contracción del PIB podría dar argumentos para un posible recorte de tasas de interés. Por otro lado, la presión inflacionaria derivada de los aranceles, junto con un aumento anticipado de precios, podría hacer que los funcionarios del banco central actúen con cautela en sus próximas decisiones de política monetaria.
El dato genera preocupación en los mercados, ya que el débil comienzo de 2025 se produce justo en medio de una renovada guerra comercial que podría tener efectos prolongados sobre la inflación, la inversión empresarial y la confianza del consumidor.