Desde la reapertura gradual de la economía a mediados del 2020, hasta diciembre del 2022, mes tras mes, casi todas las industrias tuvieron crecimientos históricos comportamiento y atípicos tomando en cuenta el efecto acumulado sobre Puerto Rico de la quiebra del gobierno, los huracanes, los terremotos y la pandemia del Covid-19. Los indicadores hablan solos, el empleo ha llegado a sus niveles más altos desde el 2014, con un total de 927,000 personas empleadas, una tasa de participación laboral de 45% y la tasa de desempleo más bajo alcanzado de 6%.
Sin embargo, una serie de factores globales y locales, comienzan a amenazar la recuperación económica de la Isla. En primera instancia, la guerra en Ucrania que cumplió el primer aniversario en febrero 24, ha creado fuertes presiones en el mercado global de alimentos y de energía. Igualmente, el conflicto bélico ha creado disloques en los canales de suministros que afectan la estabilidad de las importaciones que Puerto Rico necesita para funcionar.
En segunda instancia, las agresivas subidas de tasas de intereses por parte del Banco de la Reserva Federal para contener la inflación ha encarecido el costo del dinero y el capital lo cual frena el consumo y las inversiones. Ante la resistencia de los precios para bajar, el Banco Central de Estados Unidos planea nuevas rondas de aumentos en las tasas que pudiera lastimar a todo el mundo, al encarecer los financiamientos personales, las hipotecas, y el capital que necesitan los negocios. Y, por último, el prospectivo aumento en la tarifa de energía eléctrica para pagar la deuda reestructurada de la Autoridad de Energía Eléctrica va a golpear a los consumidores, a los comercios y las industrias. En síntesis, el aumento en los costos combinado con la inflación puede estar ya pasándole factura a la economía y a los consumidores.
Los precios se resisten a bajar
La inflación continua alta, particularmente en los alimentos con tasas de doble digito. Aunque la inflación es un fenómeno global, debido a la impresión moneda de los bancos centrales para financiar las ayudas pandémicas y debido a la contracción en la producción (oferta), en el caso de Puerto Rico, la inflación se agrava por otros factores locales. Por ejemplo, nos hemos convertido en un mercado altamente dependiente en las importaciones.
Otro factor que agrava la inflación es que Puerto Rico, a pesar de ser la jurisdicción más pobre de Estados Unidos, tiene el impuesto al consumo más alto de la nación con 11.5%. Al sumar los impuestos de la propiedad, el impuesto a los inventarios, la patente y los impuestos personales y corporativos, la opresión contributiva es devastadora para los ciudadanos y comerciantes. Un sistema contributivo confiscatorio que solo tiene el objetivo de financiar un gobierno grande se vuelve en un enemigo mortal para la ciudadanía en un ambiente de alta inflación como el actual.