La velocidad a la que suben los precios ha disminuido considerablemente desde los picos inflacionarios durante la pandemia. Sin embargo, los precios permanecen en niveles históricamente altos, y los aranceles recientemente implementados podrían volver a ejercer presión sobre el costo de vida en los próximos meses.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicó en 137.10 puntos en febrero de 2025, registrando un leve incremento frente a los 137.06 observados en enero.
En términos interanuales, el índice subió un 1.4% con respecto a febrero de 2024, cuando alcanzaba los 135.19 puntos. Se trata del ritmo de crecimiento más bajo desde abril de 2021, igualado únicamente en octubre de 2024.
Sectores con alzas
Los sectores que más contribuyeron al alza anual fueron “Otros artículos y servicios”, con un incremento de 3.4%, y “Alimentos y bebidas”, con un 3.1%. Por el contrario, los precios disminuyeron en algunos grupos clave: el rubro de “Ropa” cayó un 1.9%, mientras que el de “Transportación” se redujo un 1.7%.
Desde una perspectiva de largo plazo, el IPC muestra un crecimiento significativo. Entre febrero de 2020 y febrero de 2025, el índice aumentó de 119.20 a 137.10 puntos, lo que representa una inflación acumulada del 15%. En contraste, entre febrero de 2015 (114.96) y febrero de 2020 (119.20), el aumento fue de apenas 3.7%, evidenciando que la presión inflacionaria ha sido mucho mayor en el periodo posterior a la pandemia.
Este aumento de precios ha tenido un efecto directo sobre el poder adquisitivo del consumidor. En febrero de 2025, el valor real del dólar se mantuvo en $0.73 por doceavo mes consecutivo, el mismo nivel que en febrero de 2024. Sin embargo, en febrero de 2020, el poder adquisitivo era de $0.84, lo que representa una caída del 13.1% en cinco años. Esta pérdida es considerablemente mayor que la registrada entre 2015 y 2020, cuando el poder adquisitivo solo disminuyó un 3.4%, pasando de $0.87 a $0.84.
Los retos del consumidor
Aunque la inflación muestra signos claros de moderación en términos anuales, los consumidores continúan enfrentando precios altos y un poder de compra debilitado. La implementación reciente de aranceles podría revertir parcialmente los avances en estabilidad de precios y generar nuevas presiones sobre los hogares, especialmente en los sectores más sensibles al consumo básico.